Los antecedentes recientes de Inter Miami invitan a esperar un duelo con muchas emociones y un alto volumen de goles. El equipo ha mostrado un rendimiento notable en agosto, con un balance de cuatro victorias y solo una derrota, respaldado por 12 tantos convertidos que reflejan un promedio superior a los dos goles por partido. Su capacidad ofensiva se potencia aún más cuando juega en Fort Lauderdale, donde atraviesa una racha contundente de ocho compromisos consecutivos anotando, lo que lo convierte en un conjunto difícil de contener en su propio estadio. Con esta dinámica positiva, el cuadro de Florida se perfila como un protagonista ofensivo de peso, dispuesto a mantener su eficacia goleadora y seguir afianzando su condición de equipo competitivo en cada presentación.
Tigres demuestra un poderío ofensivo de primer nivel, respaldado por los 15 goles que ha marcado en sus últimos cinco partidos, con actuaciones contundentes como el 7-0 frente a Puebla y el 4-1 sobre Houston Dynamo. Estas goleadas reflejan la capacidad del equipo de Guido Pizarro para imponer condiciones en ataque y convertir en cualquier circunstancia. No obstante, el panorama no es del todo favorable, ya que también sufrió derrotas importantes ante rivales de jerarquía como América y LAFC, lo que deja en evidencia ciertas falencias defensivas y plantea interrogantes sobre su solidez en escenarios de máxima exigencia. Este contraste entre su potencia ofensiva y sus debilidades en la retaguardia convierte a Tigres en un equipo tan peligroso como vulnerable, capaz de brillar en el ataque pero con la necesidad de ajustar su rendimiento para sostener el ritmo en partidos de alta intensidad.
