River Plate vive una etapa de consolidación bajo el mando de Marcelo Gallardo, mostrando un equipo equilibrado y con variantes que lo sostienen en diferentes frentes. El reciente empate 0-0 en Asunción reflejó su solidez defensiva y la capacidad de controlar el juego aún en escenarios adversos, una virtud que le permite competir con jerarquía en el plano internacional. En el torneo local se mantiene como líder de la Zona B del Clausura, respaldado por un funcionamiento que privilegia el orden táctico y la disciplina colectiva. Además, la incorporación de refuerzos de calidad como Juan Fernando Quintero, junto con el regreso de figuras importantes, le otorgan mayor profundidad a un plantel que combina experiencia y talento. Con este panorama, River se proyecta como un conjunto con la madurez necesaria para seguir siendo protagonista tanto en la competencia nacional como en la continental.
Libertad llega a esta instancia tras una destacada participación en la fase de grupos de la Copa Libertadores, donde consiguió el segundo lugar de su zona con 9 puntos, mostrando competitividad a nivel internacional. No obstante, en el Clausura paraguayo su presente es menos consistente, ubicándose en la sexta posición y dejando ver cierta irregularidad en su rendimiento. Bajo la conducción de Sergio Aquino, el Gumarelo ha construido su identidad alrededor de la solidez defensiva, aspecto que le ha permitido mantenerse en la pelea en partidos cerrados. Sin embargo, su principal limitación radica en la falta de contundencia ofensiva, una carencia que suele complicar sus aspiraciones cuando necesita remontar series exigentes. Con este panorama, Libertad enfrenta el reto de equilibrar su firmeza en el fondo con mayor eficacia en ataque para sostener sus chances en la competencia continental.
