Grossaspach afrontará el duelo ante Leverkusen con una estrategia de resistencia total, probablemente utilizando un esquema 4-4-2 con un bloque defensivo muy bajo y compacto. El plan pasa por ceder por completo la posesión, defender con la mayor cantidad de jugadores por detrás del balón y cerrar los espacios interiores, obligando al rival a llevar el juego hacia las bandas para intentar neutralizar los centros. Sus opciones ofensivas serán escasas y se centrarán en contragolpes esporádicos y jugadas a balón parado. En este planteamiento, el portero Maximilian Reule deberá ser la figura clave, mientras que los centrales Sebastian Schiek y Kai Gehring tendrán un papel estrictamente defensivo. En la medular, Joel Gerezgiher asumirá un gran desgaste físico para cortar líneas de pase, y en ataque, Mike Huras quedará como única referencia, encargado de disputar balones largos y forzar faltas que permitan darle respiro a su equipo.
Bayer Leverkusen afronta este compromiso en plena etapa de reconstrucción tras la salida de figuras clave como Florian Wirtz y Jeremie Frimpong al Liverpool, pérdidas que han obligado al técnico Erik ten Hag a reestructurar el equipo. La marcha de Wirtz dejó un vacío importante en la creación de juego en el mediocampo, pero futbolistas como Jonas Hofmann y Robert Andrich han asumido mayor protagonismo en la organización ofensiva. El conjunto alemán podría apostar por un esquema 4-2-3-1 o un 3-4-2-1, dependiendo del planteamiento que decida Ten Hag, manteniendo como sello distintivo su flexibilidad táctica, lo que le permite adaptarse a las exigencias del encuentro y a las características del rival.